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jueves, 14 de noviembre de 2019

Manuel Miñones Barros. nombres propios (I)



Manuel Miñones Barros.  



Por Paulino Castiñeira Castro.



foto. Romero 
Corcubión debe en cierto modo, su relativo bienestar a Manuel Miñones Barros.
Primeros años del S.XX, Corcubión crecía y presumía de ser una villa próspera generando bienestar y riqueza.


     (1).     “Corcubión debe, en cierto modo, su relativo bienestar a D. Manuel Miñones Barros; hombre de grandes iniciativas. Contando con grandes recursos pone en juego su notoria y poderosa influencia para conseguir, para un pueblo que no es el suyo natal, toda clase de mejoras, que corroborarán la naciente fama adquirida a expensas de su propio valer, como pueblo ilustrado y progresista. A él se debe la empresa de coches que comunica a Corcubión con la Coruña; luego la de automóviles  y dícese que merced a él, se debe el estudio por los ingenieros de un gran muelle próximo a efectuarse y la instalación de aguas corrientes con nuevas fuentes y cañerías y el proyecto de un matadero higiénico y moderno. Es digno también de encomio por las gestiones que hizo practicando de común acuerdo con la Cámara de Comercio de La Coruña para incluir entre la serie de ferrocarriles estratégicos, el de Coruña, Carballo, Santiago y Corcubión. además de atender su casa de banca, era corresponsal del banco de España, del Hispano Americano y otras entidades financieras, representante de la Tabacalera y de varias empresas marítimas y terrestres y vice cónsul alemán” ....


Casa Banca Miñones, delante de ella, un monolito recuerda al que fue su hijo, Pepe Miñones, asesinado por los golpistas que instauraron la dictadura más larga de nuestra recientemente historia.

Propietario de la  Casa de Banca, Manuel Miñones  en Corcubión. Fue  alcalde  entre 1914 y 1920, iimportante comerciante , corresponsal del banco de España, del Hispano Americano y otras entidades financieras, representante de la Tabacalera y de varias empresas marítimas y terrestres , también, vicecónsul alemán entre otras. Nacido en Moraime (Muxía) y fallecido en Corcubión el año 1926.



 Archivo del autor.
Carta de Dositeo Neira, para saber cómo estaba el tema del pago de las expropiaciones de la carretera de Muros a Corcubión. No se pagaría hasta diciembre de 1913.

La construcción de la carretera que une a Coruña, Corcubión y Finisterre, ya había   sido terminada .

“Corcubión desbordaba entre las demás poblaciones de la comarca, aquí había Bancos, Notaría, Registro de la Propiedad, capitanía Marítima, el Círculo de Recreo o el Liceo de Artesanos, Telégrafo, Correos, luz eléctrica, y una actividad portuaria muy importante, había, además, feria el último viernes de cada mes en el campo de la viña y mercado los viernes y domingos.
     En Corcubión, hoy ya no queda actividad portuaria alguna, trabajo como la exportación de madera, pasó al muelle de Bréns, quedando nuestro puerto como testimonio de un pasado laborioso.
     En los últimos años del siglo XIX fue constituida la empresa de carruajes La Lealtad con capital aportado por comerciantes y empresarios de A Coruña y de los pueblos por los que discurría la vía que nos unía con la capital provincial, entre ellos el que fue banquero de Corcubión, Manuel Miñones Barros, en 1899. Estas antiguas diligencias efectuaban el trayecto A Coruña-Corcubión en unas 10 a 12 horas.
Pocos años después llegaron los vehículos a motor creándose en 1908 en A Coruña la empresa Automóviles coruñeses, una compañía de transportes que tenía por objeto cubrir el recorrido que efectuaban los carruajes de La Lealtad”.


Al Monkbarns, se le desmontó toda su arboladura para convertirlo en depósito flotante, año 1927. Eran tiempos de verdadero desarrollo industrial.

        El cierre que provocó una delicada situación para Corcubión y su zona de influencia, sumada a la desaparición de la casa de banca Manuel Miñones Barros, provocada por la represión franquista, cierres que marcaron un antes y un después para la localidad de Corcubión, ya nunca sería lo mismo.
        A modo de conclusión, decir que la perdida de, la banca Miñones y el carboneo en la ría y todo el tegido empresarial que este hombre fue capaz de desarrollar y llevar a cabo, desaparecieron también los últimos emprendedores del primer tercio del siglo XX, quedando solo los trabajos portuarios de carga y descarga de los buques mercantes y de cabotaje que llegaban y salían de nuestro puerto, que también de forma progresiva desaparecieron.




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Documentación consultada.

    (1)   La Voz de Galicia, por Luis Lamela, febrero de 2017.
    (2)    Publicación de octubre de 2016, ampliada en noviembre de 2019 por c. castro paul.

     







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