El Pazo de Altamira en Corcubión.
Por. Paulino Castiñeira Castro.
In memoriam
Manantial de sabiduría
Fuente de conocimiento
Arroyo que juntas las aguas
Sol, luz, mar y cielo
A ti, Canita, con todo cariño.
(1) Corcubión
al ser elegida por el conde de Altamira como cabeza de la extensa jurisdicción
de que se componía esta, era aquí donde estaban todos los servicios en los que
se podía resolver cualquier tema, la mayoría de ellos estaban ubicados con sus
dependencias en la casa que mandaron construir los Condes de Altamira, llamada “casa principal de la villa”, también
conocida como “casa torre” y hoy en día conocido como casa donde fue el “Pazo
de Altamira”.
Hubo
un tiempo donde la mano del hombre y la política del momento, permitían
verdaderas atrocidades sobre el patrimonio común, sin la más mínima
consideración.
El título de Conde de Altamira es concedido por Enrique IV a Lope Sánchez de Ulloa Moscoso, Señor de Altamira y Moscoso.
El título de Conde de Altamira es concedido por Enrique IV a Lope Sánchez de Ulloa Moscoso, Señor de Altamira y Moscoso.
Este
pequeño Pazo que el conde mandó hacer a mediados del S.XV, sirvió como residencia del conde Rodrigo de Moscoso y su mujer
Isabel de Castro, también la condesa
Juana, hizo en varias ocasiones estancias en Corcubión.
Con
toda seguridad uno de los episodios más desastrosos para los Altamira fue el
asedio al que sometieron las tropas arzobispales a la villa de Corcubión,
así durante tres días las tropas de la Mitra saquearon casa por casa toda la villa de Corcubión, (2) ”(en la que se hallaba Juana de Castro); entre los acusados de participar en el ataque y en los agravios recibidos por los Moscoso, incluyendo la muerte de un escudero de la casa, Álvaro Gómez de Riobóo, marido de Berenguela López, sobrina de Ruy Sánchez, que murió en Corcubión al servicio del conde de Altamira, según consta en el acta de lectura del testamento siguiente titular en 1457, CA, pp. 95 y 539.”
así durante tres días las tropas de la Mitra saquearon casa por casa toda la villa de Corcubión, (2) ”(en la que se hallaba Juana de Castro); entre los acusados de participar en el ataque y en los agravios recibidos por los Moscoso, incluyendo la muerte de un escudero de la casa, Álvaro Gómez de Riobóo, marido de Berenguela López, sobrina de Ruy Sánchez, que murió en Corcubión al servicio del conde de Altamira, según consta en el acta de lectura del testamento siguiente titular en 1457, CA, pp. 95 y 539.”
Fue aquí donde algunas familias afines quedaron en
entredicho, entre ellas los Caamaño, con García de Caamaño el viejo y su
hermano, Martín Beserra, con su criado Iohan. Los Leis, tampoco salieron bien parados, ya
que ellos estaban más por la labor de la Mitra, pendientes de la villa de Cée
donde Fernán Casquizo, segundo marido de Dª Catalina Gomes, que era el hombre
fuerte; además de que estaba emparentado con Martín de Leis vecino de la zona por
aquél entonces.
El
emblema de los Moscoso de Altamira es la Cabeza de Lobo, así las podemos ver en
muchas posesiones donde ellos ejercieron poder y en otras a las que se unieron,
como se puede ver en fotografía, acompañada de los Carantoña, familia que se
uniría a ellos.
Después
de todos estos episodios y otros por los que aquí pasaron, la vida seguía y en
sus dependencias al mismo tiempo albergaba el del juzgado, notario o escribano,
sala del Consejo, sala de recaudaciones, caballerizas, y calabozos; además de
la vivienda que usaba el conde
en sus estancias en
Corcubión y la del juez.
Sería
a final del S.XVI cuándo ya toda la nobleza pasa a vivir a la Corte, para así,
estar más cerca del Rey.
El Pazo de Altamira siguió con su
actividad en la parte que correspondía al Conde que era la mayor, estando la
otra parte del Pazo en posesión de la familia Lema de Bedoyas que la tenía
aforada y pendiente de resolución judicial por parte de los herederos de Alverte
de Amarelle, resolución que llegó gracias a un acuerdo entre el capitán Martín
de Castiñeira y el nieto de Alverte de Amarelle, Alberto González Bermúdez de
Castro, allá por el año 1.674.
Ya entrado
el S. XVIII y debido a las pocas atenciones con que contaba el Pazo de
Altamira, su estado fue en decadencia, pero aun así seguía conservando sus
dependencias jurisdiccionales, aunque en menor medida.
En 1729, D. José Isla de la Torre apoderado de la Sra.
Marquesa y condensa de Astorga, hace un foro de la parte perteneciente al conde
de Altamira a la familia Figueroa, familia de escribanos al servicio
del Conde, además de otros cargos de importancia que ostentaban; uniendo
de este modo toda la propiedad puesto que los Figueroa se emparentaron con los
descendientes de Alverte de Amarelle, siendo Francisca Bermúdez perteneciente a
la quinta generación, la que casaría con Salvador Francisco
de Figueroa, uniendo lazos que siempre mantendrían; de este modo seguirían
teniendo aforado el Pazo, hasta principios del S.XIX, concretamente hasta el
año de 1809 que queda totalmente destruido por los franceses.
Pasada la Guerra de la Independencia, Corcubión al
igual que toda esta comarca quedó literalmente destrozado, sobre todo porque
los franceses se cebaron con todo lo que fuese arte y cultura, quemando
iglesias, destrozando casas, practicando toda clase de vandalismo y dejando
todo a su paso destruido.
En 1864 el Condado de Altamira es heredado por José María Osorio de Moscoso
Carvajal casado con Luisa Teresa Borbón.
Así la casa Palacio perdió toda
su actividad que hasta esa fecha venía desempeñando, ya que solo quedaron las
cuatro paredes y en mal estado. Una vez que España comienza a recobrar la
normalidad, el Conde de Altamira comienza a ocuparse de sus posesiones, y entre
ellas estaba su casa de Corcubión.
Conozcamos un estrato del poder
que hizo el Conde de Altamira y su otorgamiento, para volver a aforar la Casa
Palacio de Corcubión después de pasada la guerra con
los franceses, ya que sería el último de la Casa de Altamira antes de la redimida de Foros
realizada a mediados del S. XIX, y otra posterior en el año 1.873.
(3) “Vicente Osorio de
Moscoso Álvarez de Toledo, marques de Astorga, Conde de Altamira y mas titulos
pertenecientes: vecino de esta corte de Madrid, Digo; que por el fallecimiento
del Sr. Dn. Vicente Joaquin Osorio de Moscoso mi señor padre, y como hijo primogenito,
los titulos, Estados, Mayorazgos que poseyo el Sr. Conde y de ellos se me ha
dado posesión en solemne forma y entre ellos de las provincias de Galicia y
Asturias. Por lo tanto y por el presente otorgo poder amplio y general a favor
del Licenciado D. Alejandro Lamela y Guerrero, abogado de la Real Audiencia de
Madrid. Poder para todo lo que crea oportuno para mis bienes, deslindes,
prorrateos, foros, aforar y dar en foro las rentas y posesiones.
Lo cual otorgo en la
villa de Madrid ante el presente escribano a veinte de septiembre de mil
ochocientos
dieciseis, siendo testigos
D. Pedro Cahtalina Iglesias, D. Pedro Salas y D. Antonio Fernandez residentes y
vecinos de esta Corte y yo escribano doi fe, conozco al
otorgante el Marques de Astorga y Conde de Altamira”.
Ante mí: Tomas de
Sancha y Prado.
Como complemento, un resumen de la escritura de foro
hecho en 1818 por el Licenciado D. Alejandro Lamela apoderado del Conde de
Altamira, de la “Casa Palacio” del conde en la villa de Corcubión por pensión
anual de sesenta reales.
“...
Digo que el directo dominio del propio Sr. Conde sobre el terreno y formal de
casa Palacio que tenia en la villa de Corcubión anexa al estado de Altamira, lo
sido quemada por ellos en el año de mil ochocientos nueve quedando solamente
los vestigios con su patio por la parte sur donde se hallaba la entrada
principal y a los extremos del lado del levante y poniente, dos cuartos
reducidos, confirma toda la casa por la parte norte con la ribera mar y un
extremo de la plaza pública, por el propio sur otra calle que va a la iglesia y
por el levante una callejuela que baja a la ribera mar. Lo que en la actualidad
esta totalmente arruinada de sus paredes por la antigüedad de los muchos años
del edificio, incendio e intemperies que posteriormente sobrevinieron; todo lo
cual manifesto al S.C antes de ahora el
Licenciado D. Diego Antonio Figueroa y Porrua, abogado de la Real Audiencia y
vecino de Corcubion.
... Todos los bienes fueron
peritados en el año de mil ochocientos dieciocho por el perito de San Pedro de
Redonda y el de la parroquia de
Carantoña y habiendo medido hallaro nuna sembradura de dieciocho cuartillos que
deben valer en renta cada año unos sesenta reales mas o menos.
... Digo que por el
tenor del presente doy consistencia en Foro al nominado D. Diego Figueroa y
Porrua por el tiempo vidas y voces de tres señores Reyes, principiando con el
actual D. Fernando VII y fenecida la del ultimo, por veintinueve años mas por
renta y pension de sesenta reales a pagar en los meses de diciembre.”
Vista del Pazo de Altamira en la
actualidad, donde quedan diferenciadas las dos distintas propiedades. La parte
del fondo fue por donde se partió el Pazo en el año 1607, al ser comprado por
Alverte de Amarelle, ahí estaba ubicada la torre.
Vicente Isabel Osorio de Moscoso y
Álvarez de Toledo, llevaba además de otros títulos, XVII Marqués de Astorga,
XVIII Conde de Cabra, 2 veces GEPC, IX Duque de Sanlúcar la Mayor, VII de
Medina de las Torres, VII de Atrisco, XIV de Sessa, XIII de Terranova (Reino de
las Dos Sicilias), XIII de Santángelo (Reino de las Dos Sicilias), XIII de
Andría (Reino de las Dos Sicilias), XI de Baena, XII de Soma y XV de Maqueda,
VIII Marqués de Leganés, XI de Velada, XII Conde de Altamira.
El Pazo fue algo rehabilitado para poder ser de
utilidad, por D. Diego Figueroa y su esposa Dña. Inocencia González, muy
semejante al que conocemos en la
actualidad a pesar de que, cada vez que se recomponía iba perdiendo parte de su
forma original. Tendría otra reforma en
el último cuarto del S. XIX. Entre los cambios más significativos, perdería de
su primitiva construcción, la torre que daba a la parte del levante además de
otros ornamentos con que contaba, todo destruido por los franceses.
Bibliografía consultada.
(1) c
castro Paul. Publicación, 2007/2018 y Del libro
Estudio Historia de Corcubión.
(2) CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN, Universidad de Barcelona.
(2) CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN, Universidad de Barcelona.
(3)
documentos de Canita
Fotografías,
archivo del autor
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