Manuel Miñones Barros.
Por Paulino Castiñeira Castro.
foto. Romero
Corcubión debe en cierto modo, su relativo bienestar a Manuel
Miñones Barros.
Primeros años del S.XX, Corcubión crecía y presumía de ser
una villa próspera generando bienestar y riqueza.
(1).
“Corcubión
debe, en cierto modo, su relativo bienestar a D. Manuel Miñones Barros; hombre
de grandes iniciativas. Contando con grandes recursos pone en juego su notoria
y poderosa influencia para conseguir, para un pueblo que no es el suyo natal,
toda clase de mejoras, que corroborarán la naciente fama adquirida a expensas
de su propio valer, como pueblo ilustrado y progresista. A él se debe la
empresa de coches que comunica a Corcubión con la Coruña; luego la de
automóviles y
dícese que merced a él, se debe el estudio por los ingenieros de un gran muelle
próximo a efectuarse y la instalación de aguas corrientes con nuevas fuentes y
cañerías y el proyecto de un matadero higiénico y moderno. Es
digno también de encomio por las gestiones que hizo practicando de común
acuerdo con la Cámara de Comercio de La Coruña para incluir entre la serie de
ferrocarriles estratégicos, el de Coruña, Carballo, Santiago y Corcubión.
además de atender su casa de banca, era corresponsal del banco de España, del
Hispano Americano y otras entidades financieras, representante de la Tabacalera
y de varias empresas marítimas y terrestres y vice cónsul alemán” ....
Casa Banca
Miñones, delante de ella, un monolito recuerda al que fue su hijo, Pepe
Miñones, asesinado por los golpistas que instauraron la dictadura más larga de
nuestra recientemente historia.
Propietario de la
Casa de Banca, Manuel Miñones en Corcubión. Fue alcalde entre 1914 y 1920, iimportante comerciante , corresponsal del banco
de España, del Hispano Americano y otras entidades financieras, representante
de la Tabacalera y de varias empresas marítimas y terrestres ,
también, vicecónsul alemán entre otras. Nacido en Moraime (Muxía) y fallecido en Corcubión el año 1926.
Archivo del autor.
Carta de Dositeo Neira, para saber cómo estaba el tema del pago de
las expropiaciones de la carretera de Muros a Corcubión. No se pagaría hasta
diciembre de 1913.
La construcción de la
carretera que une a Coruña, Corcubión y Finisterre, ya había sido terminada .
“Corcubión desbordaba entre las demás
poblaciones de la comarca, aquí había Bancos, Notaría, Registro de la
Propiedad, capitanía Marítima, el Círculo de Recreo o el Liceo de Artesanos,
Telégrafo, Correos, luz eléctrica, y una actividad portuaria muy importante, había,
además, feria el último viernes de cada mes en el campo de la viña y mercado
los viernes y domingos.
En Corcubión, hoy ya no queda
actividad portuaria alguna, trabajo como la exportación de madera, pasó al
muelle de Bréns, quedando nuestro puerto como testimonio de un pasado
laborioso.
En los últimos años del
siglo XIX fue constituida la empresa de carruajes La Lealtad con capital
aportado por comerciantes y empresarios de A Coruña y de los pueblos por los
que discurría la vía que nos unía con la capital provincial, entre ellos el que
fue banquero de Corcubión, Manuel Miñones Barros, en 1899. Estas antiguas
diligencias efectuaban el trayecto A Coruña-Corcubión en unas 10 a 12 horas.
Pocos años después llegaron los vehículos a
motor creándose en 1908 en A Coruña la empresa Automóviles coruñeses, una
compañía de transportes que tenía por objeto cubrir el recorrido que efectuaban
los carruajes de La Lealtad”.
Al Monkbarns, se le desmontó toda
su arboladura para convertirlo en depósito flotante, año 1927. Eran tiempos de
verdadero desarrollo industrial.
El cierre que provocó una delicada
situación para Corcubión y su zona de influencia, sumada a la desaparición de
la casa de banca Manuel Miñones Barros, provocada por la represión franquista,
cierres que marcaron un antes y un después para la localidad de Corcubión, ya
nunca sería lo mismo.
A modo de conclusión, decir que la perdida de, la banca
Miñones y el carboneo en la ría y todo el tegido empresarial que este hombre
fue capaz de desarrollar y llevar a cabo, desaparecieron también los últimos
emprendedores del primer tercio del siglo XX, quedando solo los trabajos
portuarios de carga y descarga de los buques mercantes y de cabotaje que
llegaban y salían de nuestro puerto, que también de forma progresiva
desaparecieron.
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Documentación consultada.
(1) La Voz de Galicia, por Luis
Lamela, febrero de 2017.
(2) Publicación de octubre de
2016, ampliada en noviembre de 2019 por c. castro paul.