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jueves, 18 de octubre de 2018

El Pazo de Altamira en Corcubión.


El Pazo de Altamira en Corcubión.


Por. Paulino Castiñeira Castro.

In memoriam

Manantial de sabiduría
Fuente de   conocimiento
Arroyo que juntas las aguas
Sol, luz, mar y cielo

        A ti, Canita, con todo cariño.


         (1) Corcubión al ser elegida por el conde de Altamira como cabeza de la extensa jurisdicción de que se componía esta, era aquí donde estaban todos los servicios en los que se podía resolver cualquier tema, la mayoría de ellos estaban ubicados con sus dependencias en la casa que mandaron construir los Condes de Altamira, llamada “casa principal de la villa”, también conocida como “casa torre” y hoy en día conocido como casa donde fue el “Pazo de Altamira”.

Hubo un tiempo donde la mano del hombre y la política del momento, permitían verdaderas atrocidades sobre el patrimonio común, sin la más mínima consideración.
El título de Conde de Altamira es concedido por Enrique IV a Lope Sánchez de Ulloa Moscoso, Señor de Altamira y Moscoso.

Este pequeño Pazo que el conde mandó hacer a mediados del S.XV, sirvió como  residencia del conde Rodrigo de Moscoso y su mujer Isabel de Castro, también  la condesa Juana, hizo en varias ocasiones estancias en Corcubión.

Con toda seguridad uno de los episodios más desastrosos para los Altamira fue el asedio al que sometieron las tropas arzobispales a la villa de Corcubión, 
así  durante tres días las tropas de la Mitra saquearon casa por casa toda la villa de Corcubión,
(2) ”(en la que se hallaba Juana de Castro); entre los acusados de participar en el ataque y en los agravios recibidos por los Moscoso, incluyendo la muerte de un escudero de la casa, Álvaro Gómez de Riobóo, marido de Berenguela López, sobrina de Ruy Sánchez, que  murió en Corcubión al servicio del conde de Altamira, según consta en el acta de lectura del testamento siguiente titular en 1457, CA, pp. 95 y 539.”
Fue aquí donde algunas familias afines quedaron en entredicho, entre ellas los Caamaño, con García de Caamaño el viejo y su hermano, Martín Beserra, con su criado Iohan.  Los Leis, tampoco salieron bien parados, ya que ellos estaban más por la labor de la Mitra, pendientes de la villa de Cée donde Fernán Casquizo, segundo marido de Dª Catalina Gomes, que era el hombre fuerte; además de que estaba emparentado con Martín de Leis vecino de la zona por aquél entonces.


El emblema de los Moscoso de Altamira es la Cabeza de Lobo, así las podemos ver en muchas posesiones donde ellos ejercieron poder y en otras a las que se unieron, como se puede ver en fotografía, acompañada de los Carantoña, familia que se uniría a ellos.

Después de todos estos episodios y otros por los que aquí pasaron, la vida seguía y en sus dependencias al mismo tiempo albergaba el del juzgado, notario o escribano, sala del Consejo, sala de recaudaciones, caballerizas, y calabozos; además de la vivienda que usaba el conde en sus estancias  en Corcubión y la del juez.
 Sería a final del S.XVI cuándo ya toda la nobleza pasa a vivir a la Corte, para así, estar más cerca del Rey.

  El Pazo de Altamira siguió con su actividad en la parte que correspondía al Conde que era la mayor, estando la otra parte del Pazo en posesión de la familia Lema de Bedoyas que la tenía aforada y pendiente de resolución judicial por parte de los herederos de Alverte de Amarelle, resolución que llegó gracias a un acuerdo entre el capitán Martín de Castiñeira y el nieto de Alverte de Amarelle, Alberto González Bermúdez de Castro, allá por el año 1.674.
Ya entrado el S. XVIII y debido a las pocas atenciones con que contaba el Pazo de Altamira, su estado fue en decadencia, pero aun así seguía conservando sus dependencias jurisdiccionales, aunque en menor medida.
  En 1729,  D. José Isla de la Torre apoderado de la Sra. Marquesa y condensa de Astorga, hace un foro de la parte perteneciente al conde de Altamira a la familia Figueroa, familia de escribanos  al servicio  del Conde, además de otros cargos de importancia que ostentaban; uniendo de este modo toda la propiedad puesto que los Figueroa se emparentaron con los descendientes de Alverte de Amarelle, siendo Francisca Bermúdez perteneciente a la quinta generación, la que casaría con Salvador Francisco de Figueroa, uniendo lazos que siempre mantendrían; de este modo seguirían teniendo aforado el Pazo, hasta principios del S.XIX, concretamente hasta el año de 1809 que queda totalmente destruido por los franceses.

      Pasada la Guerra de la Independencia, Corcubión al igual que toda esta comarca quedó literalmente destrozado, sobre todo porque los franceses se cebaron con todo lo que fuese arte y cultura, quemando iglesias, destrozando casas, practicando toda clase de vandalismo y dejando todo a su paso destruido.
  
 El Pazo tuvo un sinfín de reformas perdiéndose bastante su forma original. Del mismo modo que no hubiese nadie, que pusiese freno a tanto feísmo.
En 1864 el Condado de Altamira es heredado por José María Osorio de Moscoso Carvajal casado con Luisa Teresa Borbón.

 Así la casa Palacio perdió toda su actividad que hasta esa fecha venía desempeñando, ya que solo quedaron las cuatro paredes y en mal estado. Una vez que España comienza a recobrar la normalidad, el Conde de Altamira comienza a ocuparse de sus posesiones, y entre ellas estaba su casa de Corcubión.
 Conozcamos un estrato del poder que hizo el Conde de Altamira y su otorgamiento, para volver a aforar la Casa Palacio de Corcubión después de pasada la guerra con los franceses, ya que sería el último de la Casa de Altamira antes de la redimida de Foros realizada a mediados del S. XIX, y otra posterior en el año 1.873.

                           (3) “Vicente Osorio de Moscoso Álvarez de Toledo, marques de Astorga, Conde de Altamira y mas titulos pertenecientes: vecino de esta corte de Madrid, Digo; que por el fallecimiento del Sr. Dn. Vicente Joaquin Osorio de Moscoso mi señor padre, y como hijo primogenito, los titulos, Estados, Mayorazgos que poseyo el Sr. Conde y de ellos se me ha dado posesión en solemne forma y entre ellos de las provincias de Galicia y Asturias. Por lo tanto y por el presente otorgo poder amplio y general a favor del Licenciado D. Alejandro Lamela y Guerrero, abogado de la Real Audiencia de Madrid. Poder para todo lo que crea oportuno para mis bienes, deslindes, prorrateos, foros, aforar y dar en foro las rentas y posesiones.
   Lo cual otorgo en la villa de Madrid ante el presente escribano a veinte de septiembre de mil ochocientos dieciseis, siendo testigos D. Pedro Cahtalina Iglesias, D. Pedro Salas y D. Antonio Fernandez residentes y vecinos de esta Corte y yo escribano doi fe, conozco al otorgante el Marques de Astorga y Conde de Altamira”.
                            Ante mí: Tomas de Sancha y Prado.

     Como complemento, un resumen de la escritura de foro hecho en 1818 por el Licenciado D. Alejandro Lamela apoderado del Conde de Altamira, de la “Casa Palacio” del conde en la villa de Corcubión por pensión anual de sesenta reales.

                         “... Digo que el directo dominio del propio Sr. Conde sobre el terreno y formal de casa Palacio que tenia en la villa de Corcubión anexa al estado de Altamira, lo sido quemada por ellos en el año de mil ochocientos nueve quedando solamente los vestigios con su patio por la parte sur donde se hallaba la entrada principal y a los extremos del lado del levante y poniente, dos cuartos reducidos, confirma toda la casa por la parte norte con la ribera mar y un extremo de la plaza pública, por el propio sur otra calle que va a la iglesia y por el levante una callejuela que baja a la ribera mar. Lo que en la actualidad esta totalmente arruinada de sus paredes por la antigüedad de los muchos años del edificio, incendio e intemperies que posteriormente sobrevinieron; todo lo cual manifesto al S.C  antes de ahora el Licenciado D. Diego Antonio Figueroa y Porrua, abogado de la Real Audiencia y vecino de Corcubion.
  ... Todos los bienes fueron peritados en el año de mil ochocientos dieciocho por el perito de San Pedro de Redonda y el de la parroquia de Carantoña y habiendo medido hallaro nuna sembradura de dieciocho cuartillos que deben valer en renta cada año unos sesenta reales mas o menos. 
   ... Digo que por el tenor del presente doy consistencia en Foro al nominado D. Diego Figueroa y Porrua por el tiempo vidas y voces de tres señores Reyes, principiando con el actual D. Fernando VII y fenecida la del ultimo, por veintinueve años mas por renta y pension de sesenta reales a pagar en los meses de diciembre.”


Vista del Pazo de Altamira en la actualidad, donde quedan diferenciadas las dos distintas propiedades. La parte del fondo fue por donde se partió el Pazo en el año 1607, al ser comprado por Alverte de Amarelle, ahí estaba ubicada la torre. 

Vicente Isabel Osorio de Moscoso y Álvarez de Toledo, llevaba además de otros títulos, XVII Marqués de Astorga, XVIII Conde de Cabra, 2 veces GEPC, IX Duque de Sanlúcar la Mayor, VII de Medina de las Torres, VII de Atrisco, XIV de Sessa, XIII de Terranova (Reino de las Dos Sicilias), XIII de Santángelo (Reino de las Dos Sicilias), XIII de Andría (Reino de las Dos Sicilias), XI de Baena, XII de Soma y XV de Maqueda, VIII Marqués de Leganés, XI de Velada, XII Conde de Altamira.

         El Pazo fue algo rehabilitado para poder ser de utilidad, por D. Diego Figueroa y su esposa Dña. Inocencia González, muy semejante  al que conocemos en la actualidad a pesar de que, cada vez que se recomponía iba perdiendo parte de su forma original.  Tendría otra reforma en el último cuarto del S. XIX. Entre los cambios más significativos, perdería de su primitiva construcción, la torre que daba a la parte del levante además de otros ornamentos con que contaba, todo destruido por los franceses.


Bibliografía consultada.

(1) c castro Paul. Publicación, 2007/2018 y Del libro  Estudio Historia de Corcubión.
(2)
CARLOS J. GALBÁN MALAGÓN, Universidad de Barcelona.
(3) documentos de Canita
Fotografías, archivo del autor


viernes, 17 de agosto de 2018

Ramón Caamaño Bentín, nombres propios. (V)

Ramón Caamaño Bentín

O Fotógrafo da Costa da Morte


Por. Paulino Castiñeira Castro.

Mucho se escribió sobre Ramón Caamaño Bentín, una de las figuras más relevantes de la vida cultural de la villa de Muxía y Corcubión. Quizás aún bastante más había que escribir de esta persona, que tan grande legado dejó.
En este
110 aniversario de su nacimiento, quiero recordar de nuevo a nuestro fotógrafo tan querido, sobre todo por su cariño y su bondad.




Ramón Caamaño, conoce en 1924 a la fotógrafa americana Rut Matilda. Ella fue un referente en el mundo de la fotografía. En 1923, tuvo lugar el primer viaje a España de Ruth, recorriendo todo el país. En 1924 visitó Galicia, Ruth se centró en el estudio de los trajes típicos españoles, y publicó numerosos libros y artículos sobre el tema.

(1). Gracias la este muxián las imágenes de las gentes, de los paisajes y de los naufraxios da Costa da Morte se dieron a conocer, dentro y fuera de la geografía gallega.
Ramón Caamaño nace en el año 1908 en Muxía; hijo único, su padre al poco de nacer él, emigra a Cuba y México donde se dedica a la venta de encaixe que su mujer le envía de Muxía. Debido a los ingresos que su padre manda, la infancia de Ramón se desarrolla sin dificultades.

Al cumplir los ocho años su padre le manda una máquina de cine con alguna película, que proyectaba a los chavales y chavalas de Muxía, a quien le cobraba la entrada en alfileres que luego vendía a las palilleiras.
Este chaval, que quería ser electricista, mas su madre quiso encaminarlo para que aprendiese el oficio de carpinteiro, cuando tenía dieciséis años y con los ahorros que guardaba en una hucha de barro, decide comprar su primera máquina fotográfica. Era una máquina de caja que hacia las fotos sin enfocar.
Conoce en 1924 a la fotógrafa canadiense Ruth M. Anderson, que sería quién influiría la forma de ver la fotografía. A partir del año 1925 comienza a fotografiar todo el mundo que lo rodea: pescadores, campesinos, naufraxios, paisajes, puestas de sol, romerías, etc. En este afán, refleja su categoría de artista, ya que ningún fotógrafo de su tiempo que no había tenido esta vocación sacaría fotos del mundo cotidiano en el que vivía porque resulta difícil enterarse de que con el paso del tiempo estas fotos serán documentos importantes para la historia de un pueblo.

En el año 1927 compra una máquina "Pathe Baby" para proyectar cine, con la que va a llevar un gran acontecimiento, muchas aldeas y villas de esta comarca, se convierten en salas de cine, bares, garajes, escuelas de palilleiras, etc. Fue así como las gentes de la zona pudieron ver películas como "Miguel Strogoff", "Él correo de él Zar", "Una misión extraña", películas a las que él incluso les daba voz a través de sus comentarios.

Enterándose su madre de la verdadera vocación del hijo, decidió mandarlo a Santiago para que perfeccionara su técnica, así pasará en Compostela los inviernos de los años 1929, 1930 y 1931, donde trabajará con el fotógrafo santiagués Kasado que le enseñará entre otras cosas la técnica de colorear fotos a través de ácidos.


Fotografía de Ramón Caamaño del año 1927 ”Mulleres de Vilarmide (Muxía”. Podemos observar la línea a seguir por el fotógrafo muxián.

En el año 1932 conoce a Teresa Louro, durante una temporada que echa en la villa de Puerto del Son, la que cinco años más tarde se convertirá en su esposa. En el año 1937, ya casado, cambia su domicilio a la villa de Cée, donde monta un estudio con la finalidad de obtener unos ingresos necesarios para mantener la familia. Son años en los que se centra principalmente en fotos de estudio, colaborando en el trabajo también su mujer.
Cuando en el año 38 es movilizado con el motivo de la Guerra Civil al frente de Aragón, lleva con él la cámara "West-Pocket", que va a ser su compañera inseparable, haciendo fotos en circunstancias difíciles, llegando, como él nos cuenta, a revelar las fotos entre las ramas. De esta época conserva una larga colección de fotos de guerra.


Vista de la casa de Caamaño en Corcubión, cerrada y a la espera de mejores tiempos, aquí pudo ser la Casa Museo, pero los responsables de facilitar las cosas, en vez de dar facilidades, lo hacen todo más difícil.

A La vuelta de la contienda continua con su estudio de Cée, aunque su actividad se extiende por toda la comarca, principalmente a las villas de Corcubión y Muxía; con esta última nunca perderá el contacto pues era donde disponía de la casa que le habían dejado sus padres.

Caamaño, aunque se retiró a los 67 años, nunca dejó de hacer fotos de cualquier acontecimiento que había ocurrido en la zona.

A partir de esta fecha su vida transcurre entre las citadas villas. Durante la época del verano lo podemos encontrar al pie del Santuario de la Barca, aguardando a los visitantes que se acercaban a este lugar, con los que hablaba, ofreciéndoles  desinteresadamente su información y a lo mejor venderles alguna de sus postales o su libro-guía de Muxía que él incluso editó en el año 1982. Durante su larga vida profesional, Caamaño recibió varios homenajes y obtuvo diversos premios y condecoraciones.

Sus fotos aparecen en muchas revistas y periódicos: La Voz de Galicia, Él Ideal Gallego, Fillos de Muxía, Alborada, etc., estas dos últimas editadas en Buenos Aires.

En los últimos años hizo exposiciones de su obra en Muxía, Corcubión, Carballo, Fisterra, Vigo y Ourense.
En el año 1989, y con el motivo de su exposición en Vigo, se publicó un álbum monográfico con sus fotografías que van desde el año 1924 hasta 1970.

La fotografía de Caamaño los dan una visión de la sociedad rural gallega puesto que la mayoría de las gentes retratadas son pescadores y labradores que recoge su cámara durante sus viajes por la zona o que acuden a su estudio para hacerse una foto y enviársela a sus familiares de al otro lado del mar. En ellas vemos cuerpos inmóviles y rostros serios, con un cierto respeto ante la cámara.

Ramón Caamaño tuvo siempre un afán de trascendencia y permanencia de las cosas; a cuyo objeto gusta de conservar todo cuanto llega a sus manos: máquinas fotográficas, folletos, carteles, libros, correspondencia y todo tipo de objetos personales.
Su archivo fotográfico está formado por más de 6.000 copias fotográficas y cerca de 20.000 clisés, lo que nos de la idea de la magnitud de su obra.

Xan X. Fernández Carrera realizó en el año 1999 un libro titulado "Ramón Caamaño, Historia Viva da Costa da Morte", en el que refleja toda la vida de este ilustre fotógrafo.


También hay que reconocer el trabajo en la sombra de dos personas, fundamentales en la vida y obra de Caamaño, gracias a ellos fue posible que hoy podamos hablar de todo esto y disfrutar del legado de Caamaño, gracias Chete, gracias Carmen, sin vuestra dedicación y siempre disponibilidad, no sería posible.

Poco queda que añadir a la biografía de Ramón Caamaño Bentín. Esta fotografía nos resume todo el trabajo que dejó para futuras generaciones.

En la actualidad todos los fines de semana permanece abierta en Muxía la casa del fotógrafo en la que los visitantes pueden contemplar la obra de este ilustre muxián.

PD. Ramón Caamaño falleció el 13 de Mayo de 2007, a los 99 años de edad, siendo enterrado en su querida Muxía.

(1) Apuntes del libro de Ramón Caamaño y web concello de Muxía.
Fotografías. Del libro de Caamaño y autor.
Publicación. agosto, 2018
c castro paul.


miércoles, 4 de julio de 2018

Rvdo. D. Ramón Dosil Martínez. Nombres propios, IV


D. Ramón Dosil Martínez
O Cura do Pobo.

Por, Paulino Castiñeira Castro.


Hoy quiero recordar a quien hace veinte años nos dejó, casi sin avisarnos, aprovechando en parte, el artículo que le dediqué con motivo del homenaje que se le hizo en el año 2001, pues D. Ramón era así, no le quería dar demasiada importancia a las cosas, le gustaba que todo fuese sencillo, sin grandes alboradas ni cosas demasiado suntuosas. Le gustaba la sencillez, el día a día, el charlar con casi todos lo que se encontraba por la calle o mismo en la iglesia antes, y después de la misa.

No quiero caer en la norma de que cuando alguien nos deja, casi siempre todo son buenas palabras y que fue una pena. D. Ramón era en cierto sentido diferente, tenía como casi todos nosotros, sus defectos y sus virtudes, pero había algo en él, que lo hacía diferente, se hacía querer y al mismo tiempo te estaba aconsejando lo que sería bueno y como se debían hacer las cosas, sobre todo con la Juventud.

Dejó su profunda huella haciendo que nos sintamos orgullosos de su paso por este pueblo y más que nada, como decía él en una ocasión y visiblemente emocionado “Eu son así”.

D. Ramón xunto co Sr. Arzobispo, Confirmación en Corcubión ano 1997.

Desde mi punto de vista personal, D. Ramón era una persona muy activa, luchadora, siempre pensando en hacer cosas y sobre todo preocuparse mucho por la Juventud, bien es verdad que supo conquistarla, cosa nada fácil hoy en día y sobre todo por la cantidad de pasatiempos y otros quehaceres que llaman mucho más que ir a escuchar lo que dice el “cura” en la misa.
Él se preocupaba por aquellos que veía que el camino que seguían no era el acertado, más de una ocasión le dieron con la puerta en las narices en alguna casa a la que se atrevía a aconsejar a los padres y decirles que vigilasen algo más de cerca de sus hijos.

Fue el promotor de crear la asociación “Por unha vida sen droga”, puso todo el empeño en que esto fuese adelante y lo consiguió, nació la primera directiva y hay que felicitarla porque hizo un intenso e incansable trabajo.
Trabajó incansablemente para que el Coro juvenil parroquial que había a su llegada tuviese actividad continua y no esporádica, coro con poco más de media docena de voces pero que se dejaban oír y que gustaba escuchar siempre que podían acudir a la iglesia. Dn. Ramón pasaba muchas horas viendo como ensayaban y se sumaba también cuando le era posible, vivía aquello, le gustaba, le hacía ilusión oír aquellas voces juveniles siempre dispuestas.

Mientras él estuvo con nosotros, consiguió un importante número de catequistas que todos los Domingos enseñaban a los más pequeños, organizaba la misa de Resurrección, que creo que era única, aquello no parecía una misa, parecía un lugar de encuentro para todos, un lugar donde te sentías como si no pasase el tiempo, todo era alegría y ganas de vivir, para finalizar cantábamos todos cogidos de la mano y con las manos alzadas, el Himno de la Alegría.
Al día siguiente todos los catequistas iban andando hasta Finisterre, él se encargaba de todo y preocupado de que no les faltase de nada, toda su ilusión era por la Juventud.


A casa do cura no ano 1995, D. Ramón xa quería facer algo, pero sería D. Baldomero quén levaría a cabo dita obra, non sin un montón de problemas que entre unhas cousas e outras, estivo a obra parada máis de dez anos.

También tenía en mente crear la Escuela de Padres, creo que era una acertada idea, ya que para saber educar a nuestros hijos, nosotros tenemos él deber de saber enseñarles.

Hay que decir que cambiaron bastante las cosas desde que no está D. Ramón. Como todo en esta vida, todo tiene su época y las modas van cambiando. Hay que reconocer que él tenía su encanto para atraer a los jóvenes, tenía una forma muy distinta de ver los problemas diarios, se preocupaba de que todo marchase por buen camino, pero cada persona es un mundo diferente y no es tarea fácil en la actualidad saber estar al lado de todos, aunque sí hay que intentarlo y tratar de seguir manteniendo las tradiciones y el diálogo con todos.

Creo que no es difícil conseguir que la Juventud se sienta atraída por algo, hay que ponerse en su lugar, hay que saber conquistar y conseguir que sientan algo dentro de sí, y pensar que no por mucho madrugar, amanece más temprano. Esto se entiende que cada uno es como es, y tenemos la obligación de tratar a todos por igual, tenga más o menos sus creencias o practicas religiosas, ya que para Dios somos todos iguales y semejantes, será un gran paso, claro que sí.

D. Ramón consagrando na misa, na honrra de San Antonio do ano 1992. Él dou o primeiro paso para que se formara o grupo veciñal xa que vía como a capela estaba caendo, e donou a colecta dese día para que este grupo tivese un motivo.


D. Ramón como persona tenía sus más y sus menos, es verdad que como luchador que era, también consiguió enemistades y sobre todo con el tema de las cooperativas textiles, pero hay que reconocer que también muchas personas de la comarca hoy ayudan en la familia con el salario de su trabajo en estos talleres.

Su labor al frente de la iglesia es bien conocida por todos, tanto aquí, como en otros pueblos ya que allí donde pedían su consejo para restaurar algo, allí aparecía él para ayudar en lo que estuviese a su alcance. En Corcubión dejó su huella de persona preocupada por aguantar el patrimonio, ahí está la iglesia de San Pedro de Redonda, restaurada totalmente, la iglesia parroquial de San Marcos, la capilla de San Antonio, y estaba preparando cuando le sorprendió la muerte, “a casa do cura”, como él decía. Tenía un gran proyecto, quería que esa casa fuese la casa de todos y sobre todo de los niños y los jóvenes, no quería escatimar nada, sabía que hacía falta mucho dinero y no quería abusar de los vecinos ya que como él decía, “temos que ver como vamos a facer as cousas, xa que a xente acaba de dar para a igrexa de Redonda,agora deron para de San Antonio é non se lle poide pedir moito máis”.

Me comentaba en una ocasión que no le preocupaba mucho el dinero, pues ya aparecería poco a poco, Santiago le aportaría una cantidad, iba a poner a subasta el iglesario, el cual pensaba que podría dar una bonita suma, la verdad que había ya algunos interesados. Con todos estos proyectos le sorprende la enfermedad y es ingresado en Santiago. Un par de meses más o menos y ya lo teníamos aquí. Él seguía con todo su ánimo y aparentemente nos hacía ver que no era nada y que había que ir poco a poco, lo único que le preocupaba era que no tenía ganas de comer y sabía que eso no era bueno.

Co Presidente da Deputación de A Coruña no ano 1997 Sr. Lendoiro, con motivo da inauguración da reconstruída capela de San Antonio. 

Un par de meses antes de morir fui a visitarlo y estuvimos charlando de muchas cosas, yo creo que él ya sabía que había que estar preparado para todo, porque se le veía en la mirada que sabía lo que le ocurría, pero no quería que nadie lo supiese.
Aún así y ya bastante desmejorado, el 13 de Junio se acercó como cada año hasta la capilla de San Antonio para celebrar la misa. Unos días más tarde ingresaba en el hospital en La Coruña, para no volver.

D. Ramón llegaba a Corcubión en Enero del año 1987, estando al frente de la parroquia de San Marcos 11 años. Nacido en Cando (Outes)
hizo sus estudios en el seminario de Santiago, su promoción fue la más grande del pasado siglo ya que se ordenaron un total de 64 sacerdotes.

Pasó por diferentes parroquias hasta llegar a Corcubión donde supo ir ganándose a todos los corcubioneses. La vida de D. Ramón entre nosotros podemos resumirla en unas cuantas líneas como bien decía Augusto Cesar Lendoiro, “fue un ejemplo de entrega a esa iglesia de los olvidados, misión que está más allá de los recintos sagrados. Supo recoger bien el mensaje evangélico y aplicarlo a las dificultades de nuestros días, supo recorrer caminos solidarios, con la palabra y con la tolerancia, buscando el encuentro sin discriminar, pregonando la incorporación de la mujer al mundo laboral, la integración de los niños y mayores en una vida alegre y común, sin fronteras de ningún tipo.

Aplicó el mejor franciscanismo de la humildad y de la palabra, para estar muy cerca del drama de la droga que tanto amenaza a la persona, a la casa, la parroquia y a toda la sociedad. Supo priorizar y darle un sentido de ser a la iglesia y a la liturgia, recogiendo el mejor ejemplo de los evangelios para los tiempos de hoy, como hubiera hecho en estos tiempos ese San Marcos que tanto veneramos”.

Quizá a todos nosotros un poco más o menos nos ocurre lo mismo, por eso en nuestra vida diaria siempre queda en nuestra mente la imagen de alguna cosa o acontecimiento que por distintos motivos queda retenida en el más allá de nuestro pensamiento.

La imagen que guardamos muchos corcubioneses de D. Ramón, es una imagen de cariño, de alegría, de paz, de su buen hacer entre nosotros. 

Jornadas en memoria de Don Ramón Dosil Martínez. Durante los días 20 y 21 de Julio de 2001, se celebraron diversos actos para recordar al que fuera nuestro párroco y que nos dejó en 1998.
Sabemos D. Ramón que te gustará este diseño, y nos encargaremos de que muchas cartas lleven tu imagen por muchos lugares, cartas sencillas como eras tú, que a pesar de ser pequeñitas, irán todas con el más grande cariño que por ti sentimos, por eso siempre estarás con todos nosotros, estés donde estés.

Quiero finalizar este pequeño artículo dedicado a ti, D. Ramón con una también pequeña canción que tú conocías, y que yo la primera vez que la sentí me dejó muy emocionado pues en ella te vi. después de que nos dejaras.


NA TARDIÑA BAIXA DA VIDA

Na tardiña vaixa da vida
han examinarme de amor,
na tardiña vaixa da vida
han examinarme de amor.

Se lle dei comida o famento,
se ó sedento dei de beber,
se fun ve-lo preso á cadea
e se o camiñante hospedei.

Na tardiña vaixa da vida
han examinarme de amor.

Se fun quen de dar un consello,
se a quen vin chorar consolei,
se nos máis cativos e pobres
co Señor Xesús me atopei.

Na tardiña vaixa da vida,
han examinarme de amor.

En un atardecer de la vida nos dejó D. Ramón, no era aún el momento pero alguien así lo consideró, atrás queda la vida, atrás queda la ilusión, atrás quedaron muchas cosas y triste mi corazón, pero siempre me quedará el consuelo y la alegría de conocerte amigo, Don Ramón.
xullo de 2018.
fotografías. Ángeles Toja y paul 
Publicación. 2001 /2018.  c castro paul.