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miércoles, 6 de noviembre de 2019

La ría de Corcubión en la Primera Guerra Mundial




La ría de Corcubión en la Primera Guerra Mundial.


Por. Paulino Castiñeira Castro.



El puerto coruñés de Corcubión abastecía clandestinamente de combustible y provisiones a los submarinos alemanes durante la Primera Guerra Mundial, pese a que España era un país neutral en el que se libró una contienda invisible a través de sabotajes y espías y al que "la guerra se le metió en casa".



(1)      El historiador Eduardo González Calleja, profesor en la Universidad Carlos III de Madrid, explica en una entrevista con Efe la incidencia logística de la primera gran guerra mundial en España, nicho de espías que eligieron la Costa da Morte coruñesa como uno de los puntos clave desde el que enviar información y abastecerse.


Mapa de la ría de Corcubión del año 1754

La ría de Corcubión se convirtió entonces en un área de abastecimiento frecuente de los sumergibles alemanes que partían de los puertos del Mar del Norte hacia los escenarios bélicos del Mediterráneo, y parece ser que el U-250 y algunos más, solían avituallarse en esta zona de Corcubión, junto al casco de un barco varado.

También el submarino U-21 se citó en mayo de 1915 en esta ría con el vapor Marsala, de la compañía Hamburg-Amerika Linie, para abastecerse de doce toneladas de gasoil y alimentos frescos, antes de partir hacia la base de Cattaro, actual Kotor en Montenegro”.


(2)     Un buen ejemplo de la importancia que tuvieron los submarinos, especialmente para Alemania, la podemos ver en la evolución que sufrieron estos buques a lo largo de la guerra. En los submarinos alemanes, anteriores al modelo U-19, eran buques de unas 400 toneladas de desplazamiento, cuatro tubos para lanzar torpedos, una autonomía de 3.400 millas emergidos.  




Base de submarinos en Kiel (Alemania), año 1914. Los submarinos de la 
2. a flotilla, U19, U20, U21 y U22, el número puede leerse en la proa.


       En principio no se podían sumergir más de 15 metros, no obstante, más adelante se demostrará que podían bajar a más de 70 metros, estos modelos solo llevaban seis torpedos. A partir del U-19 y hasta el modelo U-40 las prestaciones se incrementarán con respecto a los modelos anteriores, ya que ahora tenían unas 650 toneladas de desplazamiento, se movían a una velocidad media de 12 nudos y contaban con 9 torpedos.  Alemania incrementará su producción de submarinos a lo largo de la guerra, en 1914 construirá 11, en 1915, 52, en 1916 superará la centena con 108 submarinos,). En lo referente a la dotación humana, los alemanes destinaron 13.000 hombres a servir en los submarinos, de los cuales murieron 5.087
Como no tenían bases propias se abastecían clandestinamente en puertos como el de Corcubión", continúa el profesor, que detalla que la tripulación de cada uno de estos submarinos alemanes, de unos quince metros  de eslora, ascendía a poco más de doce personas que vivían "hacinadas, con falta de higiene y muy mala alimentación”.

Fue precisamente la vigilancia de este puerto coruñés, bastante "conflictivo" por ser "paso habitual de submarinos sospechosos de ser abastecidos desde la costa gallega", una de las más costosas, con 1.200 pesetas al mes, frente a Vigo que costaba 900 y Villagarcía, 350 pesetas.



Corcubión, principios S. XX.



       Pasado el conflicto, es decir, dos años después, el 8 de junio de 1917, el agregado naval Von Krohn propuso la concesión de la Orden del Águila Roja al vicecónsul en Corcubión, Manuel Miñones Barros, por su apoyo en el avituallamiento de estos sumergibles, ya que tenía un albergue vacío en la zona de la Boca del Sapo, donde el U-21 embarcaba y desembarcaba material.

       Este corcubionés, originario de tierras de Muxia, (3) en 1899 figura como socio de la empresa de carruajes La Lealtad, con línea de Corcubión a Coruña, instalando en 1904 depósitos flotantes de carbón frente a Fornelos, en Brens-Cee, y en Boca do Sapo, en Corcubión, aunque su principal ocupación fue la de prestamista a particulares y empresas.

        En 1903 se estableció como corresponsal del Banco de España y más tarde del Banco Español del Río de la Plata, así como del Credit Lyonnais y del Banco Hispano Americano, entre otros más. En la década de 1910 fundó su propia casa de banca y después contó con corresponsalías en todas las localidades de la comarca.


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Bibliografía consultada.


(   (1)    Eduardo González Calleja, profesor en la Universidad Carlos III de Madrid, 
(   (2)    Manuel Blanco González-Llanos. Graduado en Historia.
(   (3)    Luis Lamela, La Voz de Galicia, 2017.
 (  (4)   Publicación realizada en septiembre de 2016, ampliada en noviembre de 2019 por c. castro paul.